Literatura, cine, prensa, videojuegos: NO a traducciones sin alma
Recientemente, hicieron su aparición en el espacio público y privado numerosos modelos generativos de lenguaje e imagen; se desarrollan a una velocidad meteórica y a los que cualquier persona accede libremente gracias a una mínima tarea de redacción y creación. Estos modelos construyen un mundo donde la creación depende cada vez menos del ser humano y aceleran la automatización, antes considerada imposible, de numerosos oficios intelectuales.
Como todo el sector de la cultura y de la creación, la traducción literaria y audiovisual se ve afectada directamente. Numerosas organizaciones profesionales publicaron artículos de opinión que denuncian claramente el impacto de estas tecnologías en nuestro trabajo, en nuestras obras y en nuestras vidas: la AVTE (Audiovixual Translators Europe) en 2021, el STAA (Syndicat des Travailleurs.euses Artistes-Autr.ices) en 2022, ATLAS (Association pour la promotion de la traduction littéraire) y la ATLF (Association des Traducteurs Littéraires de France) en marzo de 2023.
Desde entonces, esas herramientas siguen evolucionando y se difunden en detrimento de las condiciones de trabajo de artistas, creadores y creadoras, a costa del empobrecimiento intelectual y poniendo en peligro la calidad de las imágenes y de los textos producidos. La opacidad de esas prácticas contribuye a banalizarlas de manera silenciosa e insidiosa.
Traductoras y traductores, creadoras y creadores en las áreas de literatura, cine, audiovisual, videojuegos y prensa alertamos contra el uso de programas de transcodificación lingüística, tanto en nuestro trabajo como, más ampliamente, en la generación de objetos culturales e intelectuales. Nuestros actos de traducción son fundamentalmente humanos. Implican una experiencia, una reflexión, una percepción y una decisión estilística que nunca podrían surgir de una reproducción automática basada en datos estadísticos. Por eso es aberrante e inútil imaginar que puedan someterlos a máquinas por motivaciones financieras o de ahorro de tiempo, real o supuesto.
El uso de tales programas daña toda la cultura pues la homogeneiza, multiplica numerosos sesgos, especialmente racistas y sexistas, que los contenidos de entrenamiento de las IA introducen, incrementando así las voces y lenguas ya mayoritarias en línea a expensas de las que menos circulan en el ámbito de la informática. Se trata de un uso que atrapa a creadores y creadoras en una lógica de rendimiento nefasto (plazos cada vez más cortos, tareas complementarias siempre más numerosas), lo que degrada aún más nuestra existencia y nuestras condiciones de trabajo.
Los programas generativos se alimentan de obras humanas preexistentes, “minadas” como simples datos masivos sin que sus autores y autoras lo hayan autorizado. Por otra parte, el tratamiento de datos sigue dependiendo de un trabajo humano colosal e invisibilizado que a menudo se ejerce en condiciones deplorables, mal remunerado, deshumanizante y hasta traumático (cuando se trata de moderación de contenidos). Por último, el almacenamiento de datos necesarios para entrenar y hacer funcionar algoritmos produce un impacto ecológico desastroso en términos de huella de carbono y consumo de energía.
Lo que puede parecer un progreso en realidad engendra pérdidas enormes en saberes, competencias lingüísticas y capacidades intelectuales en todas las sociedades humanas y habilita un porvenir sin alma, sin corazón, sin sensibilidad, saturado de contenidos estandarizados, producidos de manera instantánea y en cantidades casi ilimitadas. Estamos en el umbral de un punto sin retorno que nos arrepentiremos de haber atravesado.
No queremos que la IA se convierta en una alternativa aceptable para la creación humana. Por lo tanto, solicitamos expresamente:
que editoriales, empresas de subtitulado, doblaje y voz en off, sociedades de producción y distribución cinematográfica y audiovisual, productoras de videojuegos y órganos de prensa no recurran a la IA como herramienta de supuesta traducción y creación de obras de arte y de textos;
que los agentes de difusión tengan la obligación de informar al consumidor cuando cualquier producto cultural ha sido sometido a la IA en cualquier etapa de la cadena de producción;
que las obras concebidas por IA, en su totalidad o parcialmente, no reciban ninguna clase de ayuda pública.
Hacemos un llamado al conjunto de creadores y creadoras de obras intelectuales y artísticas, así como a los y las agentes de difusión, para que organicen activamente el rechazo a cualquier uso de la IA en la cultura.
También apelamos al conjunto del público, que lee libros, mira películas, utiliza videojuegos y aprecia las obras que creamos para que responda a nuestro reclamo y apoye nuestra acción, para que todos y todas podamos seguir gozando de una cultura humana, producida por personas humanas que vivan dignamente de sus respectivos oficios.
Traducción de alitral. Aquí se puede firmar el Manifiesto. Más información de En chair et en os - Collectif pour une traduction humaine (En carne y hueso - Colectivo por una traducción humana) aquí.