Las asociaciones que componemos la Alianza Iberoamericana para la Promoción de la Traducción Literaria (alitral) llevamos muchos años trabajando por el reconocimiento efectivo de la condición de autor que las leyes de propiedad intelectual nos confieren a los traductores.
Ese reconocimiento efectivo implica que el traductor «tiene derecho a una participación proporcional a los derechos de autor por la explotación de su obra en el formato que sea, a partir del primer ejemplar», y presupone que la remuneración por la obra encargada sea proporcional y le permita al traductor «vivir de un modo decente y entregar una obra de buena calidad literaria».
Citamos el Hexálogo o Código de Buenas Prácticas del Consejo de las Asociaciones Europeas de Traductores Literarios (CEATL), que hacemos nuestro, cuya última recomendación es la siguiente: «El nombre del traductor, en tanto que autor de la traducción, figurará en los lugares donde aparezca el nombre del autor original».
Así pues, no se trata solo de que el nombre del traductor o de la traductora, en la mayoría probablemente de los casos, aparezca en la cubierta o tapa de los libros; se trata de que aparezca igualmente en los sitios web de las casas editoriales, en las reseñas de diarios, revistas u otros medios, etcétera, en la medida en que ello dependa de los editores.
La campaña #TRANSLATORSONTHECOVER, iniciada en el Reino Unido y que cuenta, naturalmente, con todo nuestro apoyo, suma ahora a los autores a la demanda histórica de que el nombre del traductor aparezca en la cubierta de las traducciones. Es una buena noticia.
El nombre del traductor en la cubierta, portada, tapa del libro ―información a la que, por otra parte, tiene derecho el público lector― ha de ser expresión del reconocimiento de sus derechos de autor, de su derecho a una remuneración digna. Nombre y derechos; derechos y nombre. No nombres de traductores que malviven. Cumplimiento de las leyes de propiedad intelectual. Eso demandamos a las editoriales desde hace décadas. Eso les seguimos pidiendo.
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Nós, as associações que compõem a Alianza Iberoamericana para la Promoción de la Traducción Literaria (alitral), trabalhamos há muitos anos pelo reconhecimento efetivo da condição de autor que as leis de propriedade intelectual confere aos tradutores.
Esse reconhecimento efetivo implica que o tradutor «tem direito a uma participação proporcional aos direitos de autor pela exploração de sua obra, no formato que seja, desde o primeiro exemplar». Esse reconhecimento pressupõe que a remuneração pela obra a que se refere seja proporcional, que permita ao tradutor «viver de modo decente e entregar uma obra de boa qualidade literária».
Citamos o Hexálogo ou Código de Buenas Práticas do Conselho das Associações Europeias de Tradutores Literários (CEATL), no qual nos apoiamos e cuja última recomendação é a seguinte: «O nome do tradutor, enquanto autor da tradução, figurará nos lugares onde apareça o nome do autor original».
Portanto, não se trata apenas do nome do tradutor ou da tradutora (provável maioria), na capa dos livros. Trata-se de que ele apareça igualmente nos websites das editoras, nas resenhas de jornais, revistas ou outros meios, visto que isso depende das editoras.
A campanha #TRANSLATROSONTHECOVER, no Reino Unido e que conta, naturalmente, com todo o nosso apoio, agora une aos autores a demanda histórica de que o nome do tradutor apareça na capa das traduções. É uma ótima notícia.
O nome do tradutor na capa do livro — uma informação à qual o público leitor tem direito — é uma expressão do reconhecimento de seus direitos de autor, de seu direito a uma remuneração digna. Nome e direitos. Direitos e nome. Nomes de tradutores que se orgulhem de seu trabalho.
Exigimos o cumprimento das leis de propriedade intelectual. Isso é o que exigimos das editoras há décadas. Isso é o que continuamos a pedir.