Arte es Ética es un espacio que reúne a artistas y creadores de habla hispana e impulsa acciones colectivas de concientización y mediación con representantes políticos de Latinoamérica y España, con el fin de comprender y regular la IA generativa en defensa de los derechos autorales.
lunes, 22 de enero de 2024
alitral se une a Arte es Ética
martes, 12 de diciembre de 2023
Salida de Abrates
Lamentamos profundamente comunicar que, por motivos ajenos a la voluntad de alitral, Abrates ya no seguirá formando parte de la alianza.
La Associação Brasileira de Tradutores e Intérpretes se incorporó en 2020 y fue la última asociación en hacerlo. Esto respondía a una deuda con el portugués, pues por algo el nombre completo de alitral es Alianza Iberoamericana para la Promoción de la Traducción Literaria. Pese a todos los esfuerzos realizados por el resto de asociaciones, no fue posible integrar a Abrates en las actividades de alitral más allá de su presentación en el 11º Congreso Internacional de 2021.
Agradecemos enormemente el acompañamiento de estos tres años y les deseamos mucho éxito en todos sus proyectos.
Aprovechamos para reafirmar nuestro compromiso en la defensa de la propiedad intelectual y los derechos de autoría en el todo ámbito iberoamericano. Seguiremos trabajando para estrechar lazos y mejorar las condiciones de trabajo en nuestro gremio.
miércoles, 11 de octubre de 2023
Manifiesto de 'En chair et en os - Collectif pour une traduction humaine'
Literatura, cine, prensa, videojuegos: NO a traducciones sin alma
Recientemente, hicieron su aparición en el espacio público y privado numerosos modelos generativos de lenguaje e imagen; se desarrollan a una velocidad meteórica y a los que cualquier persona accede libremente gracias a una mínima tarea de redacción y creación. Estos modelos construyen un mundo donde la creación depende cada vez menos del ser humano y aceleran la automatización, antes considerada imposible, de numerosos oficios intelectuales.
Como todo el sector de la cultura y de la creación, la traducción literaria y audiovisual se ve afectada directamente. Numerosas organizaciones profesionales publicaron artículos de opinión que denuncian claramente el impacto de estas tecnologías en nuestro trabajo, en nuestras obras y en nuestras vidas: la AVTE (Audiovixual Translators Europe) en 2021, el STAA (Syndicat des Travailleurs.euses Artistes-Autr.ices) en 2022, ATLAS (Association pour la promotion de la traduction littéraire) y la ATLF (Association des Traducteurs Littéraires de France) en marzo de 2023.
Desde entonces, esas herramientas siguen evolucionando y se difunden en detrimento de las condiciones de trabajo de artistas, creadores y creadoras, a costa del empobrecimiento intelectual y poniendo en peligro la calidad de las imágenes y de los textos producidos. La opacidad de esas prácticas contribuye a banalizarlas de manera silenciosa e insidiosa.
Traductoras y traductores, creadoras y creadores en las áreas de literatura, cine, audiovisual, videojuegos y prensa alertamos contra el uso de programas de transcodificación lingüística, tanto en nuestro trabajo como, más ampliamente, en la generación de objetos culturales e intelectuales. Nuestros actos de traducción son fundamentalmente humanos. Implican una experiencia, una reflexión, una percepción y una decisión estilística que nunca podrían surgir de una reproducción automática basada en datos estadísticos. Por eso es aberrante e inútil imaginar que puedan someterlos a máquinas por motivaciones financieras o de ahorro de tiempo, real o supuesto.
El uso de tales programas daña toda la cultura pues la homogeneiza, multiplica numerosos sesgos, especialmente racistas y sexistas, que los contenidos de entrenamiento de las IA introducen, incrementando así las voces y lenguas ya mayoritarias en línea a expensas de las que menos circulan en el ámbito de la informática. Se trata de un uso que atrapa a creadores y creadoras en una lógica de rendimiento nefasto (plazos cada vez más cortos, tareas complementarias siempre más numerosas), lo que degrada aún más nuestra existencia y nuestras condiciones de trabajo.
Los programas generativos se alimentan de obras humanas preexistentes, “minadas” como simples datos masivos sin que sus autores y autoras lo hayan autorizado. Por otra parte, el tratamiento de datos sigue dependiendo de un trabajo humano colosal e invisibilizado que a menudo se ejerce en condiciones deplorables, mal remunerado, deshumanizante y hasta traumático (cuando se trata de moderación de contenidos). Por último, el almacenamiento de datos necesarios para entrenar y hacer funcionar algoritmos produce un impacto ecológico desastroso en términos de huella de carbono y consumo de energía.
Lo que puede parecer un progreso en realidad engendra pérdidas enormes en saberes, competencias lingüísticas y capacidades intelectuales en todas las sociedades humanas y habilita un porvenir sin alma, sin corazón, sin sensibilidad, saturado de contenidos estandarizados, producidos de manera instantánea y en cantidades casi ilimitadas. Estamos en el umbral de un punto sin retorno que nos arrepentiremos de haber atravesado.
No queremos que la IA se convierta en una alternativa aceptable para la creación humana. Por lo tanto, solicitamos expresamente:
que editoriales, empresas de subtitulado, doblaje y voz en off, sociedades de producción y distribución cinematográfica y audiovisual, productoras de videojuegos y órganos de prensa no recurran a la IA como herramienta de supuesta traducción y creación de obras de arte y de textos;
que los agentes de difusión tengan la obligación de informar al consumidor cuando cualquier producto cultural ha sido sometido a la IA en cualquier etapa de la cadena de producción;
que las obras concebidas por IA, en su totalidad o parcialmente, no reciban ninguna clase de ayuda pública.
Hacemos un llamado al conjunto de creadores y creadoras de obras intelectuales y artísticas, así como a los y las agentes de difusión, para que organicen activamente el rechazo a cualquier uso de la IA en la cultura.
También apelamos al conjunto del público, que lee libros, mira películas, utiliza videojuegos y aprecia las obras que creamos para que responda a nuestro reclamo y apoye nuestra acción, para que todos y todas podamos seguir gozando de una cultura humana, producida por personas humanas que vivan dignamente de sus respectivos oficios.
Traducción de alitral. Aquí se puede firmar el Manifiesto. Más información de En chair et en os - Collectif pour une traduction humaine (En carne y hueso - Colectivo por una traducción humana) aquí.
martes, 10 de octubre de 2023
Manifiesto por la supervivencia de la traducción editorial en España
Buenas noticias, sin duda. Sin embargo, los traductores de libros no participan de esta pujanza económica. Un dato basta para resumir e ilustrar la situación de extrema precariedad a la que nos enfrentamos: según el Instituto Nacional de Estadística, desde el año 2013 el IPC ha aumentado un 17,7 % a escala nacional, pero en todo este tiempo apenas se han tocado nuestras tarifas, que en algunos casos han bajado incluso respecto a las de hace diez años, si tenemos en cuenta el último Libro Blanco de la Traducción en España publicado por ACE Traductores. Cabe señalar, además, que en 2013 veníamos de sufrir un recorte generalizado de tarifas derivado de la crisis de 2008, por lo que, en la práctica, la inmensa mayoría de los traductores editoriales en España está cobrando hoy prácticamente lo mismo que hace veinte años. Más aún: hubo un tiempo, no hace tanto, en el que la filial española de un gran grupo editorial actualizaba las tarifas cada año en función del IPC. Luego vino la crisis, y eso que en otros sectores más regulados ni siquiera sería objeto de discusión se abolió de un plumazo.
Duele comprobar que en dos décadas apenas han mejorado las condiciones económicas de un grupo de profesionales que contribuye de manera nada desdeñable a engrosar los beneficios del sector editorial. Así lo corrobora el muy elocuente Informe del valor económico de la traducción editorial publicado por ACE Traductores en 2017 y que no ha perdido un ápice de vigencia: «Los traductores aportamos a las editoriales el 35 % de su facturación anual y, a pesar de ello, debido a la bajada de las tarifas, acumulamos una enorme pérdida de poder adquisitivo».
La pasada primavera sindicatos y patronal alcanzaron un acuerdo para implantar una subida salarial del 10 % a lo largo de los próximos tres años, acuerdo que servirá de base para la firma de los convenios colectivos en los distintos sectores económicos, pero ¿qué ocurre con los traductores editoriales, trabajadores autónomos en su práctica totalidad? ¿Hasta cuándo soportaremos esta imparable pérdida de poder adquisitivo mientras la facturación anual del sector crece sin cesar?
Cabe señalar, además, que la interpretación en España de la Ley de Defensa de Competencia impide en la práctica el derecho a la negociación colectiva de los traductores editoriales, por lo que nos vemos obligados a negociar a título individual con multinacionales en un sector cada vez más concentrado, en el que es muy difícil subsistir al margen de las condiciones impuestas por los grandes grupos editoriales.
Harían bien los editores en reconocer la contribución de los traductores al sector, subiendo las tarifas como mínimo —y según establece la Ley de Propiedad Intelectual— de forma proporcional al vigoroso crecimiento experimentado por el sector en los últimos años y comprometiéndose a actualizarlas anualmente en función del IPC.
Porque traducir libros no es un pasatiempo ni una tarea mecánica, sino un oficio creativo, multidisciplinar y especializado que merece una remuneración acorde a su complejidad y al peso que tiene en una de las principales industrias culturales de este país.
Publicado por ACE Traductores y disponible en este enlace.
martes, 3 de octubre de 2023
Nidos de cigüeña
A la «Cantera de traductores» llegué con la naturalidad y gravedad de quien accede a La Masía del Barça y espera un día llegar al primer equipo. Allí no solo entrenan los benjamines bajo la supervisión de un equipo técnico experimentado y listo para ver qué vale cada cual, si encaja de centrocampista, delantero, defensa…, allí se viene también a picar piedra, a abrir galerías y buscar esos metales de transición, base de las aleaciones con más alta conductividad. Y es que las jornadas —casi maratonianas— que pasamos los traductores nóveles a mediados de junio de 2023 fueron, por encima de todo, una aventura literaria en el corazón mismo de la lengua española: Alcalá de Henares. Una ciudad-pueblo donde se me antoja que existe alguna especie de oscuro magnetismo —con la antigua Rectoría como epicentro— de letraheridos, nidos de amantes de las letras (pienso en Quevedo y el Corral de Comedias, Cervantes y la casa-museo donde el padre cortaba barbas, o Azaña, “alcalaíno de raza”, por mencionar solo unos cuantos de los muchos que recibieron la bendición de la ciudad) coronados por las cigüeñas, las cuales volaban y reinaban entonces, y siguen volando y reinando hoy (aunque algo más vigiladas por los bomberos, recelosos de que sus nidos, por un golpe de viento, lleguen a lastimar a los alegres e incautos paseantes).
En cuanto a los talleres de
traducción, fueron, en el caso de mi grupo —el que traducía del alemán—,
doblemente gratos e instructivos, pues tuvimos la suerte de tener como profesores
a la sagaz y exigente Itziar Hernández, cuyo dominio del castellano era el
propio de los grandes escritores vascos, y al profundo y analítico (así como
encantador) Luis Ruby, un alemán de Múnich, que aparte de haber traducido a
Javier Marías, otro traductor, dominaba el español como correspondía a sus
orígenes salmantinos. En mi opinión, el que tuviéramos como docentes a un
hablante nativo de cada lengua nos permitió mirar “los tapices del revés” —como
dijo Cervantes acerca de la traducción— con mayor profundidad si cabe.
El colofón tuvo lugar el último
día: una videoconferencia con Irena Brěznás, la escritora eslovaca cuya novela,
Die undankabare Fremde (El ingrato extranjero), fue el objeto de estudio
de nuestros talleres, así como la metáfora perfecta de lo que es traducir. El
libro narra el difícil e incómodo periodo de adaptación de emigrantes y
refugiados a la cultura del país de acogida, un forcejeo vital no solo con la
gente local, por lo común hostil o incompasiva, sino, sobre todo, con la lengua
extranjera (pues el verdadero Extranjero solo existe para el que marcha de su
hogar natal), pero que por necesidad y obstinación acaban por hacer suya,
ampliando esa cantera universal de la palabra.
Hubo días en que, después de los
exhaustivos talleres, nos acercábamos a la gran Madrid (acompañados por la
incansable Marta Sánchez, nuestra presidenta; y el paciente caballero Mateo), con
su regia biblioteca nacional (ese pozo sin fondo de material gráfico donde,
según la atenta guía que nos condujo por sus secretos, se depositan cada año lo
menos un millón de documentos, desde manuscritos incunables, hasta las propias
etiquetas de los yogures); y la infinita, tanto en número de asistentes, como
de casetas, como de extensión, Feria del Libro (que me hizo preguntar lleno de
desesperación por qué añadir otro libro más —¡o dos, al menos!, en vista del insaciable
estómago de la librería ya no nacional, sino del mundo hispanohablante, que es
el que hoy importa— a esa cadena del libro). Pero pese al canto de
sirenas de la capital, donde de verdad nos sentíamos como en casa era en
Alcalá, y, en concreto, en esa magnífica universidad, custodiada por el gran capo
del castillo (que eso significa al-qala`a): el Cardenal Cisneros, quien,
por lo que tengo entendido, harto de que toda la gloria se la llevase
Salamanca, decidió hacerle la competencia, ¡y vaya si lo consiguió!
La gloria suprema, sin embargo,
era, al caer la noche, después de regalarnos a base de tapas y buenos vinos, acercarse
lentamente a la vieja rectoría, a su divina e imponente fachada, y como un
aprendiz de brujo o un monje piadoso empuñar la aldaba y dar tres cautos golpes,
cuidadoso de no perturbar el descanso de Cervantes, y entonces aguardar con la
duda de si se te ha oído, si todavía eres merecedor de acceder al templo. El
suspense llegaba a su fin cuando el insomne guardia de seguridad abría la
puerta y, bajo la luz de la luna, se cruzaban los regios y elegantes patios,
con dos pozos secos en cada centro, y un pasillo con una leyenda que rezaba:
DETENTE VIAJERO, para luego de leer su inscripción, dejarte seguir tu camino a
un jardín donde parecían confluir todos los pájaros del mundo (y algún que otro
gato), produciendo, por cierto, una algarabía mañanera nada respetuosa con los talleristas.
Al fondo, cerrado, como una Hada
Morgana, se vislumbraba el paraninfo (¡qué bella palabra!), al que, por
desgracia, nunca llegamos a entrar. En ese patio también se hallaba la
residencia, donde compartía habitación con Francisco, mi amigo mexicano,
admirador del romanticismo alemán y el montañismo, que no salía de su asombro
de que hubiera viajado a España, pues habiendo construido los españoles lo
mismo allí que aquí (pero mejor, pues como me contó el alma de la propia
cantera, Arturo Vázquez, otro mexicano, los indígenas habían sumado a la
arquitectura católica el color y el arte de sus tradiciones), creía seguir en
México. Un día le acompañé a la preciosa Plaza de las Bernardas, frente al
Convento de San Bernardo, a buscar plumas de cigüeña para regalar a una amiga.
Hasta ese punto llegaba la pasión literaria.
Lucas Martí Domken participó como canterista en el taller de alemán.
viernes, 29 de septiembre de 2023
jueves, 28 de septiembre de 2023
Reseña de mi experiencia en la Cantera de Traductores Alcalá de Henares-Madrid 2023
Antes de empezar a escribir este texto, no
creía posible poner en palabras todas las sensaciones, emociones y aprendizajes
vividos durante la primera semana de junio de este año 2023 en la Cantera de
Traductores Alcalá de Henares-Madrid. Sin embargo, luego de recordar las
personas, actividades y situaciones, como en los sueños tan vívidos que he
tenido durante varias noches, las palabras fluyeron y dieron como resultado
este texto con el que espero resumir lo esencial de esta increíble experiencia.
Este viaje en realidad comenzó
hace cinco años, cuando me acerqué por primera vez al apasionante mundo de la
traducción literaria, ya desde aquella
época había empezado a oír hablar de la Cantera de traductores de Alitral y soñaba con asistir. En 2020 apliqué
a la convocatoria con ganas de conocer México pero, como ya sabemos, por
aquellas fechas el COVID nos aguó la fiesta. Tiempo después, mis publicaciones
en la revista Barbárika me hicieron ilusionar
de nuevo con la Cantera 2023, así que apliqué con muchas ganas pero también con
algunas dudas pues no pensaba tener el perfil requerido. Luego, a la emoción de
haber sido seleccionada se sumó la incertidumbre económica, asunto no menor que,
no obstante, pude resolver con el invaluable apoyo de mi familia.
Posteriormente, la llegada
a Madrid en la fecha señalada estuvo marcada por el insomnio, luego de diez
horas sin dormir, aunque contaba con la grata compañía de Violeta Villalba, mi compañera
de Cantera con quien viajamos desde Colombia y quien, desde mucho antes de que
pusiéramos un pie en el aeropuerto de Bogotá, se convirtió en cómplice y amiga en
esta aventura única. Luego, el desplazamiento a la ciudad de Alcalá, un vistazo
rápido de la hermosa ciudad y comenzar a conocer a los que serían compañeros y
talleristas del evento. Al día siguiente empezaría la entretenida y exigente
semana llena de actividades pensadas para entender el mundo del libro en todas
sus dimensiones.
Entre la variedad de
actividades realizadas destaco las sesiones conjuntas de discusión, muy útiles
para comprender la situación de la traducción y de los derechos de los traductores
en el contexto de cada asociación
nacional, así como las principales diferencias entre países y continentes. También
disfruté las demás actividades entorno al ámbito de la edición y la literatura,
perfectas para aprender y seguir rodeados de libros: la visita al Museo de Artes Gráficas de la Universidad de
Alcalá, la Exposición del Premio Cervantes
y la visita a la Biblioteca Regional de
Madrid. Mención aparte merece el encuentro La traducción se bate en duelo, en la Feria del Libro de Madrid, pues
a pesar de momentos de incomprensión, la especial combinación entre humor y amor,
hacia la traducción, nos hizo reír a todos.
Por otra parte, los
talleres de traducción literaria, en ese entorno hermoso, fueron una vivencia
extraordinaria, tuve el gusto de compartir el taller de francés junto con un
grupo de traductores súper talentosos, (Ana, Elías, Horacio, David),
provenientes de diferentes caminos y latitudes (España, Colombia, Argentina).
Además, contamos con talleristas de lujo: el maestro Arturo Vázquez Barrón, legendario formador de traductores literarios,
junto con Mateo Pierre Avit, y su mirada fresca e inteligente de la traducción,
quienes nos guiaron con rigurosidad hacia el descubrimiento de los secretos del
texto elegido. Asimismo, tuvimos el privilegio de tener un diálogo directo con
Laura Alcoba, autora del texto en francés, que nos permitió explorar las
motivaciones e intenciones de su obra, y al mismo tiempo analizar su propio ejercicio
como traductora, lo que sin duda llevó esta práctica a otro nivel. Sin duda, todo
el trabajo de análisis y experimentación de los talleres de traducción me
permitió encontrar nuevas posibilidades de expresión, analizar el valor de los
elementos lingüísticos, en la lengua propia y la extranjera, y apreciar los
diferentes [«sustratos o capas como en una artesanía para luego restaurar la
mayor y mejor parte de su originalidad»].[1]
De esta travesía, me
llevo el recuerdo de mis compañeros, (siempre dispuestos a charlar, contar
anécdotas, compartir sus golosinas o echarme una mano si lo necesitaba), además
de todos los momentos compartidos. La Cantera me enriqueció con nuevas voces y
maneras de ver el mundo, me dio más
seguridad para acercarme a las complejidades de un texto narrativo y me permitió
dar otro paso importante en mi formación como traductora. Igualmente me hizo valorar la riqueza de este espacio y sus principios esenciales:
el respeto a la diferencia y el trabajo en
equipo, siempre en un marco de amistad, clara comunicación y tolerancia.
Antes de terminar este viaje
aprovecho para dar gracias a mi familia y amigos.
Gracias a Arturo, Marta y Julia por su cariño
y cercanía, a todos los compañeros y talleristas, gracias
a Alitral y a quienes contribuyeron para que este evento fuera realmente
memorable. Por último, pero no menos importante, agradezco de manera especial y
afectuosa a mi maestro, Mateo Cardona, por su apoyo fuerte y poderoso a pesar de la distancia y las
dificultades, por creer en mí, guiarme y animarme a perseguir este sueño loco y pocas veces imaginado a
través de este complejo pero emocionante camino
que, en palabras de Antoine Berman, conduce hacia el albergue de lo lejano.
En Bogotá, septiembre
de 2023.
Nidia María Díaz García
Licenciada en Filología
Francesa, egresada de la Universidad Nacional de Colombia, tras cursar el Diplomado en Traducción de Textos Literarios
del Instituto Caro y Cuervo (2018) se integró a la ACTTI y a su sección
Editorial-Literaria. Ha participado de la traducción colectiva de textos
narrativos en los Talleres de Traducción
Literaria del profesor Mateo Cardona y en otros eventos de formación como el Taller de traducción literaria IDARTES (2020) y la Escuela de Otoño de Traducción Literaria
“Lucila Cordone” (2021). Ha publicado diferentes relatos de literatura
francófona en Barbárika, revista de literatura traducida, en su segunda y tercera edición (2021/2022).
[1] Bernard
Hœpffner. Portrait du traducteur en escroc. Tristam, 2018.