martes, 30 de septiembre de 2025

10 consejos profesionales para traductores noveles

¡Con motivo del Día Internacional de la Traducción, en alitral retomamos las publicaciones del blog!

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Traducir significa volcarse por completo al texto. Traducir implica pensar críticamente, trabajar con rigor, ejercer con dignidad, aprender todos los días y conservar la salud para seguir traduciendo. Por eso, querido traductor novel, aquí te ofrecemos 10 consejos que te acompañarán en tus primeros y futuros pasos en la traducción.


1. Define tu skopos

Antes de empezar a traducir, pregúntate: ¿para qué es este texto?, ¿quién lo va a leer?, ¿quién es el editor?, ¿qué van a hacer con tu traducción?, ¿te dieron pautas o te pidieron seguir algún libro de estilo? El skopos (propósito) es tu brújula. Si lo tienes claro, podrás tomar mejores decisiones más rápido.


2. Lee traducciones

Observa cómo resolvieron otros traductores una hermosa metáfora, un difícil giro idiomático, un chiste tan gracioso. Incluso compara varias traducciones del mismo texto y mira las diferentes decisiones y estilos. Así irás llenando tu “caja de herramientas” para resolver problemas a los que podrías enfrentarte. 


3. Revisa_v4.OKfinal_final_ahorasifinal.pdf

La traducción no acaba en el punto final: ese es tu borrador. Lee, relee y corrige. Es muy importante leer todo de corrido para descubrir inconsistencias estructurales, dedazos menores y errores de todo tipo. Te ayudará mucho imprimirla y darle una lectura final en papel.


4. Entrega con reporte (y prepárate para defender tu traducción)

Siempre que entregues un libro, entrega también un reporte en el que expliques el estilo del texto, tus decisiones importantes, problemas resueltos y cualquier otra cosa que sea relevante para el seguimiento de tu traducción en la cadena del libro. Este documento te respaldará cuanto te toque defender tu traducción y, además, le dará peso profesional a tu voz traductora.


5. Negocia tus honorarios y ahorra

La traducción es un oficio hermoso, pero también precarizado. A los traductores jóvenes muy probablemente ya no les toque jubilación o aguinaldo o siquiera un salario, así que deben tomar cartas en el asunto desde el principio. No aceptes “experiencia” o cualquier tarifa como remuneración porque “vas empezando”. Negocia de forma justa tus honorarios. Y ahorra: sin pensión para traductores, debes pensar en qué harás cuando seas mayor y ya no puedas traducir. Infórmate y prepara tu propio “plan de jubilación”.


6. Infórmate sobre tus derechos como autor-traductor

¿Sabías que también eres autor? La ley lo reconoce y eso significa que tienes derechos. Infórmate sobre regalías, cesión de derechos, explotación de la obra, créditos (como tu nombre en la cubierta), etc., y aprende a revisarlo y tenerlo todo esto claro y justo en tu contrato.


7. Agrémiate

Negociar tarifas o defender tus derechos no es fácil, menos hacerlo solo. Por eso, busca y afíliate a alguna asociación en tu país como Ametli, AATI, ACTTI o ACE Traductores. Juntos nos respaldamos y apoyamos. Además, puedes relacionarte con otros traductores que comparten tus inquietudes e intereses: personas que te entienden, te dan consejos, te ofrecen herramientas y celebran tus logros. En nuestra solitaria profesión, aquí puedes encontrar grandes amigos. 


8. No dejes de formarte

Traducir no es solo saber idiomas. Es un ejercicio profesional que requiere experiencia y aprendizaje constante. Toma talleres, cursos, diplomados, lee textos de traductología y reflexiona sobre tu propio trabajo. Cada texto conlleva retos particulares, y la formación continua te dará las herramientas y la seguridad para afrontarlos.


9. No dejes de cultivarte

Abreva del cine, la música, el deporte, las matemáticas, la calle y, claro, de la lectura por placer. Esa cultura general te ayudará a ser más sensible, a aprender más expresiones, a afinar tu oído, a reconocer referencias más fácilmente y, sin duda, a nutrir tus traducciones.


10. Cuida tus ojos, tu cuello, tu espalda, tus muñecas, tus piernas…

El síndrome de túnel carpiano es real. Y la cifosis. Y la vista cansada. Y la tendinitis. Y la espalda rígida. Y las migrañas. A veces, estamos tan metidos en lo que hacemos que nos olvidamos de nuestros cuerpos. Haz pausas para hacer estiramientos de cuello, espalda y piernas. Haz ejercicios para los ojos. Sal a caminar o haz ejercicio de forma regular. Invierte en ergonomía: una buena silla, una pantalla amplia, un mouse adecuado. En unos años, tu cuerpo te lo agradecerá.


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