martes, 16 de abril de 2024

IX Jornadas de traducción editorial AATI


Compartimos con ustedes el programa de las IX Jornadas de traducción editorial AATI que se llevarán a cabo en el marco de la 48° Feria del Libro de Buenos Aires, del 23 al 25 de abril de 2024.

Inscripción:

· obligatoria y gratuita en las  IX Jornadas de Traducción Editorial
· opcional en los Talleres prejornadas 2024 (hasta el 16 de abril o a hasta agotar los cupos).

Talleres prejornadas 23 de abril, de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00

Costos de inscripción:

Socios / as / AATI:

Un taller - $9.900

Dos talleres - $16.600

General:

Un taller - $11.600

Dos talleres -$19.800

Acreditación:
Se realiza directamente en las Salas Alfonsina Storni y J. D. Sarmiento (Pabellón Blanco, 1° piso). No en la planta baja.

Más información: jornadatraductores@aati.org.ar

Programa IX Jornadas de traducción editorial AATI: descarga

miércoles, 27 de marzo de 2024

Manifiestos a favor de la traducción humana

Son muchas las asociaciones que se manifiestan a favor de la traducción humana y de una regulación de la inteligencia artificial que proteja los derechos de autoría. Además de habernos unido a Arte es Ética, desde alitral queremos animaros a consultar y compartir las iniciativas que se están promoviendo por todo el mundo, como la campaña de las asociaciones traductores literarios de los países de habla alemana y la carta abierta del colectivo En chair et en os en Actualitté.

lunes, 22 de enero de 2024

alitral se une a Arte es Ética

Arte es Ética es un espacio que reúne a artistas y creadores de habla hispana e impulsa acciones colectivas de concientización y mediación con representantes políticos de Latinoamérica y España, con el fin de comprender y regular la IA generativa en defensa de los derechos autorales. 

La Alianza Iberoamericana para la Promoción de la Traducción Literaria (alitral) al completo forma desde ya parte del colectivo.

martes, 12 de diciembre de 2023

Salida de Abrates

    Lamentamos profundamente comunicar que, por motivos ajenos a la voluntad de alitral, Abrates ya no seguirá formando parte de la alianza.

    La Associação Brasileira de Tradutores e Intérpretes se incorporó en 2020 y fue la última asociación en hacerlo. Esto respondía a una deuda con el portugués, pues por algo el nombre completo de alitral es Alianza Iberoamericana para la Promoción de la Traducción Literaria. Pese a todos los esfuerzos realizados por el resto de asociaciones, no fue posible integrar a Abrates en las actividades de alitral más allá de su presentación en el 11º Congreso Internacional de 2021.

    Agradecemos enormemente el acompañamiento de estos tres años y les deseamos mucho éxito en todos sus proyectos.

    Aprovechamos para reafirmar nuestro compromiso en la defensa de la propiedad intelectual y los derechos de autoría en el todo ámbito iberoamericano. Seguiremos trabajando para estrechar lazos y mejorar las condiciones de trabajo en nuestro gremio.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Manifiesto de 'En chair et en os - Collectif pour une traduction humaine'

 Literatura, cine, prensa, videojuegos: NO a traducciones sin alma

Recientemente, hicieron su aparición en el espacio público y privado numerosos modelos generativos de lenguaje e imagen; se desarrollan a una velocidad meteórica y a los que cualquier persona accede libremente gracias a una mínima tarea de redacción y creación. Estos modelos construyen un mundo donde la creación depende cada vez menos del ser humano y  aceleran la automatización, antes considerada imposible, de numerosos oficios intelectuales.

Como todo el sector de la cultura y de la creación, la traducción literaria y audiovisual se ve afectada directamente. Numerosas organizaciones profesionales publicaron artículos de opinión que denuncian claramente el impacto de estas tecnologías en nuestro trabajo, en nuestras obras y en nuestras vidas: la AVTE (Audiovixual Translators Europe) en 2021, el STAA (Syndicat des Travailleurs.euses Artistes-Autr.ices) en 2022, ATLAS (Association pour la promotion de la traduction littéraire) y la ATLF (Association des Traducteurs Littéraires de France) en marzo de 2023.

Desde entonces, esas herramientas siguen evolucionando y se difunden en detrimento de las condiciones de trabajo de artistas, creadores y creadoras, a costa del empobrecimiento intelectual y poniendo en peligro la calidad de las imágenes y de los textos producidos. La opacidad de esas prácticas contribuye a banalizarlas de manera silenciosa e insidiosa.

Traductoras y traductores, creadoras y creadores en las áreas de literatura, cine, audiovisual, videojuegos y prensa alertamos contra el uso de programas de transcodificación lingüística, tanto en nuestro trabajo como, más ampliamente, en la generación de objetos culturales e intelectuales. Nuestros actos de traducción son fundamentalmente humanos. Implican una experiencia, una reflexión, una percepción y una decisión estilística que nunca podrían surgir de una reproducción automática basada en datos estadísticos. Por eso es aberrante e inútil imaginar que puedan someterlos a máquinas por motivaciones financieras o de ahorro de tiempo, real o supuesto.

El uso de tales programas daña toda la cultura pues la homogeneiza, multiplica numerosos sesgos, especialmente racistas y sexistas, que los contenidos de entrenamiento de las IA introducen, incrementando así las voces y lenguas ya mayoritarias en línea a expensas de las que menos circulan en el ámbito de la informática. Se trata de un uso que atrapa a creadores y creadoras en una lógica de rendimiento nefasto (plazos cada vez más cortos, tareas complementarias siempre más numerosas), lo que degrada aún más nuestra existencia y nuestras condiciones de trabajo.

Los programas generativos se alimentan de obras humanas preexistentes, “minadas” como simples datos masivos sin que sus autores y autoras lo hayan autorizado. Por otra parte, el tratamiento de datos sigue dependiendo de un trabajo humano colosal e invisibilizado que a menudo se ejerce en condiciones deplorables, mal remunerado, deshumanizante y hasta traumático (cuando se trata de moderación de contenidos). Por último, el almacenamiento de datos necesarios para entrenar y hacer funcionar algoritmos produce un impacto ecológico desastroso en términos de huella de carbono y consumo de energía.

Lo que puede parecer un progreso en realidad engendra pérdidas enormes en saberes, competencias lingüísticas y capacidades intelectuales en todas las sociedades humanas y habilita un porvenir sin alma, sin corazón, sin sensibilidad, saturado de contenidos estandarizados, producidos de manera instantánea y en cantidades casi ilimitadas. Estamos en el umbral de un punto sin retorno que nos arrepentiremos de haber atravesado.

No queremos que la IA se convierta en una alternativa aceptable para la creación humana. Por lo tanto, solicitamos expresamente:


  • que editoriales, empresas de subtitulado, doblaje y voz en off, sociedades de producción y distribución cinematográfica y audiovisual, productoras de videojuegos y órganos de prensa no recurran a la IA como herramienta de supuesta traducción y creación de obras de arte y de textos;


  • que los agentes de difusión tengan la obligación de informar al consumidor cuando cualquier producto cultural ha sido sometido a la IA en cualquier etapa de la cadena de producción;


  • que las obras concebidas por IA, en su totalidad o parcialmente, no reciban ninguna clase de ayuda pública.


Hacemos un llamado al conjunto de creadores y creadoras de obras intelectuales y artísticas, así como a los y las agentes de difusión, para que organicen activamente el rechazo a cualquier uso de la IA en la cultura.

También apelamos al conjunto del público, que lee libros, mira películas, utiliza videojuegos y aprecia las obras que creamos para que responda a nuestro reclamo y apoye nuestra acción, para que todos y todas podamos seguir gozando de una cultura humana, producida por personas humanas que vivan dignamente de sus respectivos oficios.


Traducción de alitral. Aquí se puede firmar el Manifiesto. Más información de En chair et en os - Collectif pour une traduction humaine (En carne y hueso - Colectivo por una traducción humana) aquí.


martes, 10 de octubre de 2023

Manifiesto por la supervivencia de la traducción editorial en España

El sector editorial es hoy uno de los más pujantes de la economía española, incluso en un contexto de pandemia y pospandemia mundial. De hecho, en 2021 el mercado experimentó un espectacular crecimiento que se tradujo en «el mayor incremento de facturación en lo que llevamos de siglo», según el último Informe sobre el sector editorial español publicado por la Federación de Gremios de Editores de España. Lejos de revertirse, la tendencia se ha visto confirmada después de la pandemia. En este sentido, Daniel Fernández, presidente de la FGEE, manifestó el pasado 26 de septiembre, con motivo de la presentación de la 41.ª edición de la feria LIBER, que «el sector del libro mantiene un comportamiento "no solo bueno, sino muy bueno", de tal forma que tiene previsto cerrar el año con un crecimiento de al menos el 5 %», lo que supone elevar el volumen de facturación por encima de los 1100 millones de euros, el montante más elevado de la última década.

Buenas noticias, sin duda. Sin embargo, los traductores de libros no participan de esta pujanza económica. Un dato basta para resumir e ilustrar la situación de extrema precariedad a la que nos enfrentamos: según el Instituto Nacional de Estadísticadesde el año 2013 el IPC ha aumentado un 17,7 % a escala nacional, pero en todo este tiempo apenas se han tocado nuestras tarifas, que en algunos casos han bajado incluso respecto a las de hace diez años, si tenemos en cuenta el último Libro Blanco de la Traducción en España publicado por ACE Traductores. Cabe señalar, además, que en 2013 veníamos de sufrir un recorte generalizado de tarifas derivado de la crisis de 2008, por lo que, en la práctica, la inmensa mayoría de los traductores editoriales en España está cobrando hoy prácticamente lo mismo que hace veinte años. Más aún: hubo un tiempo, no hace tanto, en el que la filial española de un gran grupo editorial actualizaba las tarifas cada año en función del IPC. Luego vino la crisis, y eso que en otros sectores más regulados ni siquiera sería objeto de discusión se abolió de un plumazo. 

Duele comprobar que en dos décadas apenas han mejorado las condiciones económicas de un grupo de profesionales que contribuye de manera nada desdeñable a engrosar los beneficios del sector editorial. Así lo corrobora el muy elocuente Informe del valor económico de la traducción editorial publicado por ACE Traductores en 2017 y que no ha perdido un ápice de vigencia: «Los traductores aportamos a las editoriales el 35 % de su facturación anual y, a pesar de ello, debido a la bajada de las tarifas, acumulamos una enorme pérdida de poder adquisitivo». 

La pasada primavera sindicatos y patronal alcanzaron un acuerdo para implantar una subida salarial del 10 % a lo largo de los próximos tres años, acuerdo que servirá de base para la firma de los convenios colectivos en los distintos sectores económicos, pero ¿qué ocurre con los traductores editoriales, trabajadores autónomos en su práctica totalidad? ¿Hasta cuándo soportaremos esta imparable pérdida de poder adquisitivo mientras la facturación anual del sector crece sin cesar?

Cabe señalar, además, que la interpretación en España de la Ley de Defensa de Competencia impide en la práctica el derecho a la negociación colectiva de los traductores editoriales, por lo que nos vemos obligados a negociar a título individual con multinacionales en un sector cada vez más concentrado, en el que es muy difícil subsistir al margen de las condiciones impuestas por los grandes grupos editoriales. 

Harían bien los editores en reconocer la contribución de los traductores al sector, subiendo las tarifas como mínimo —y según establece la Ley de Propiedad Intelectual— de forma proporcional al vigoroso crecimiento experimentado por el sector en los últimos años y comprometiéndose a actualizarlas anualmente en función del IPC. 

Porque traducir libros no es un pasatiempo ni una tarea mecánica, sino un oficio creativo, multidisciplinar y especializado que merece una remuneración acorde a su complejidad y al peso que tiene en una de las principales industrias culturales de este país 


Publicado por ACE Traductores y disponible en este enlace.

martes, 3 de octubre de 2023

Nidos de cigüeña

    A la «Cantera de traductores» llegué con la naturalidad y gravedad de quien accede a La Masía del Barça y espera un día llegar al primer equipo. Allí no solo entrenan los benjamines bajo la supervisión de un equipo técnico experimentado y listo para ver qué vale cada cual, si encaja de centrocampista, delantero, defensa…, allí se viene también a picar piedra, a abrir galerías y buscar esos metales de transición, base de las aleaciones con más alta conductividad. Y es que las jornadas —casi maratonianas— que pasamos los traductores nóveles a mediados de junio de 2023 fueron, por encima de todo, una aventura literaria en el corazón mismo de la lengua española: Alcalá de Henares. Una ciudad-pueblo donde se me antoja que existe alguna especie de oscuro magnetismo —con la antigua Rectoría como epicentro— de letraheridos, nidos de amantes de las letras (pienso en Quevedo y el Corral de Comedias, Cervantes y la casa-museo donde el padre cortaba barbas, o Azaña, “alcalaíno de raza”, por mencionar solo unos cuantos de los muchos que recibieron la bendición de la ciudad) coronados por las cigüeñas, las cuales volaban y reinaban entonces, y siguen volando y reinando hoy (aunque algo más vigiladas por los bomberos, recelosos de que sus nidos, por un golpe de viento, lleguen a lastimar a los alegres e incautos paseantes).

En cuanto a los talleres de traducción, fueron, en el caso de mi grupo —el que traducía del alemán—, doblemente gratos e instructivos, pues tuvimos la suerte de tener como profesores a la sagaz y exigente Itziar Hernández, cuyo dominio del castellano era el propio de los grandes escritores vascos, y al profundo y analítico (así como encantador) Luis Ruby, un alemán de Múnich, que aparte de haber traducido a Javier Marías, otro traductor, dominaba el español como correspondía a sus orígenes salmantinos. En mi opinión, el que tuviéramos como docentes a un hablante nativo de cada lengua nos permitió mirar “los tapices del revés” —como dijo Cervantes acerca de la traducción— con mayor profundidad si cabe.

El colofón tuvo lugar el último día: una videoconferencia con Irena Brěznás, la escritora eslovaca cuya novela, Die undankabare Fremde (El ingrato extranjero), fue el objeto de estudio de nuestros talleres, así como la metáfora perfecta de lo que es traducir. El libro narra el difícil e incómodo periodo de adaptación de emigrantes y refugiados a la cultura del país de acogida, un forcejeo vital no solo con la gente local, por lo común hostil o incompasiva, sino, sobre todo, con la lengua extranjera (pues el verdadero Extranjero solo existe para el que marcha de su hogar natal), pero que por necesidad y obstinación acaban por hacer suya, ampliando esa cantera universal de la palabra.

Hubo días en que, después de los exhaustivos talleres, nos acercábamos a la gran Madrid (acompañados por la incansable Marta Sánchez, nuestra presidenta; y el paciente caballero Mateo), con su regia biblioteca nacional (ese pozo sin fondo de material gráfico donde, según la atenta guía que nos condujo por sus secretos, se depositan cada año lo menos un millón de documentos, desde manuscritos incunables, hasta las propias etiquetas de los yogures); y la infinita, tanto en número de asistentes, como de casetas, como de extensión, Feria del Libro (que me hizo preguntar lleno de desesperación por qué añadir otro libro más —¡o dos, al menos!, en vista del insaciable estómago de la librería ya no nacional, sino del mundo hispanohablante, que es el que hoy importa— a esa cadena del libro). Pero pese al canto de sirenas de la capital, donde de verdad nos sentíamos como en casa era en Alcalá, y, en concreto, en esa magnífica universidad, custodiada por el gran capo del castillo (que eso significa al-qala`a): el Cardenal Cisneros, quien, por lo que tengo entendido, harto de que toda la gloria se la llevase Salamanca, decidió hacerle la competencia, ¡y vaya si lo consiguió!

La gloria suprema, sin embargo, era, al caer la noche, después de regalarnos a base de tapas y buenos vinos, acercarse lentamente a la vieja rectoría, a su divina e imponente fachada, y como un aprendiz de brujo o un monje piadoso empuñar la aldaba y dar tres cautos golpes, cuidadoso de no perturbar el descanso de Cervantes, y entonces aguardar con la duda de si se te ha oído, si todavía eres merecedor de acceder al templo. El suspense llegaba a su fin cuando el insomne guardia de seguridad abría la puerta y, bajo la luz de la luna, se cruzaban los regios y elegantes patios, con dos pozos secos en cada centro, y un pasillo con una leyenda que rezaba: DETENTE VIAJERO, para luego de leer su inscripción, dejarte seguir tu camino a un jardín donde parecían confluir todos los pájaros del mundo (y algún que otro gato), produciendo, por cierto, una algarabía mañanera nada respetuosa con los talleristas.

Al fondo, cerrado, como una Hada Morgana, se vislumbraba el paraninfo (¡qué bella palabra!), al que, por desgracia, nunca llegamos a entrar. En ese patio también se hallaba la residencia, donde compartía habitación con Francisco, mi amigo mexicano, admirador del romanticismo alemán y el montañismo, que no salía de su asombro de que hubiera viajado a España, pues habiendo construido los españoles lo mismo allí que aquí (pero mejor, pues como me contó el alma de la propia cantera, Arturo Vázquez, otro mexicano, los indígenas habían sumado a la arquitectura católica el color y el arte de sus tradiciones), creía seguir en México. Un día le acompañé a la preciosa Plaza de las Bernardas, frente al Convento de San Bernardo, a buscar plumas de cigüeña para regalar a una amiga. Hasta ese punto llegaba la pasión literaria.


Lucas Martí Domken participó como canterista en el taller de alemán.